El saneamiento del río Reconquista
La problemática del saneamiento del río Reconquista lleva décadas sin encontrar solución. Lamentablemente, esto es así por simple falta de voluntad, ya que los préstamos para encarar la monumental tarea siempre existieron, pero se esfumaron antes de encontrar su cauce. La normativa que protege el ambiente es de absoluta vigencia, pero la falta de adecuado control de los vertidos cloacales e industriales impiden su cumplimiento. Se trata de una cuenca que abarca 18 municipios de la provincia de Buenos Aires. Sobre sus márgenes viven casi 4 millones de personas en condiciones muy precarias. La contaminación del río Reconquista es una de las problemáticas ambientales más grandes que enfrenta nuestro país.
Durante los dos últimos años, el Comité de la Cuenca del Río Reconquista (Comirec) ha avanzado en la ejecución del Programa de Saneamiento Ambiental del Reconquista. Esto ha sido posible gracias al apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la provincia de Buenos Aires, y se ha cristalizado en el avance de la ejecución de un crédito de 287,5 millones de dólares.
Se trabajó así en la ejecución de obras, la mayoría ligada a acueductos y cloacas, impulsando acciones críticas para el saneamiento de una extensa cuenca que atraviesa la zona más importante en materia industrial y habitacional del conurbano y que involucra al 13% de la población nacional. De ese porcentaje, casi la mitad vive en asentamientos de emergencia sin agua ni cloaca, y de la otra mitad carece de cloacas casi un 60%.
Aunque existen vuelcos industriales que afectan considerablemente la calidad del agua, los afluentes y efluentes cloacales (cursos de agua que entran y salen de una cuenca) constituyen la principal fuente de contaminación del río Reconquista. Es por eso que lo más urgente sin duda alguna es hacer cloacas en los barrios aledaños al río.
Hasta ahora se avanzó también en el diseño del Plan de Gestión Integral de la Cuenca del Río Reconquista, una herramienta para la planificación de mediano y largo plazo, que se corresponde con lo que, en este campo, urge convertir en una verdadera política de Estado. La consultora internacional Aecom Serman fue la adjudicataria de la licitación convocada para trabajar en la confección del plan de gestión, que avanza con los diagnósticos sectoriales que faciliten la planificación.
Con este objetivo, instituciones educativas de distintos niveles, ONG, cámaras industriales, municipios y asociaciones vecinales afectados e involucrados en este plan fueron convocados para fijar prioridades y generar proyectos con vistas a la recuperación ambiental de la región, con un horizonte a 15 años.
A través de un consejo consultivo honorario se promueve la participación comunitaria con miras a integrar a la gestión del Comirec la visión de las organizaciones y personas con actuación en la cuenca en el contexto de lo establecido por ley.
Las obras, imprescindibles para evitar una mayor contaminación de la cuenca y atender progresivamente los requerimientos más urgentes de sus habitantes, son consideradas prioritarias en áreas de alto riesgo sanitario y conciernen esencialmente a la provisión de agua potable y cloacas, los caminos de borde o de sirga, así como obras de hidráulica. Constituyen obras importantes el sistema de desagües cloacales Morón Sur, el acueducto nexo cuenca Reconquista, la Reserva Natural Urbana El Corredor y el sistema de desagües cloacales en los barrios Barrufaldi y Obligado 2, la red secundaria cloacal en San Martín y la obra de contención Canal José Ingenieros.
Se gestionaron programas de fortalecimiento institucional como el Plan de Fiscalización y Readecuación Industrial; se lanzaron un proyecto piloto de gestión de residuos sólidos urbanos en áreas vulnerables y un programa de educación ambiental, además de instrumentarse una mesa técnica para la Pista Nacional de Remo, entre otras acciones.
Sin duda, hay que resaltarlo, lo principal es avanzar con las cloacas. La falta de redes cloacales implica un riesgo sanitario alto para aquellos habitantes que se encuentran asentados próximos a la ribera. En cuanto a las industrias, las más complejas son los frigoríficos y mataderos, que alteran la composición del río con sus desechos. Basta recorrer las áreas cercanas a la avenida Coronel Escalada o el camino Bancalari, donde la presencia de plantas faenadoras produce a menudo olores nauseabundos que afectan la calidad del aire en barrios y escuelas cercanas.
Se requiere urgentemente el funcionamiento efectivo de un cuerpo de inspectores para controlar las industrias, muchas de las cuales vierten sin tratar sus desechos al río. Es una tarea que hoy puede realizarse con gran eficacia. Solo basta una verdadera voluntad política.
Fuente: La Nación
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