Vialidad: 51 obras fueron frenadas en La Pampa

LA GESTION MACRISTA DEJO LAS CONSTRUCCIONES PESE A QUE ALGUNAS ESTABAN YA MUY AVANZADAS

Vialidad Nacional, durante el mandato del macrismo, paralizó 51 obras en rutas de 17 provincias distintas cuando ya registraban muchísimos avances en diciembre de 2015. La lógica indica que a Mauricio Macri le convenía terminarlas y florearse en la inauguración, pero el freno se puso igual y por varias razones.

La primera, porque se trataba de obras en provincias manejadas por el peronismo o partidos provinciales y porque se decidió usar el dinero para obras en distritos de Cambiemos, principalmente CABA. La segunda razón de muchas parálisis fue la jugada de ahogar a la constructora con el objetivo de pasar la obra a los amigos del gobierno. La tercera, porque sugerían que había sobreprecios en licitaciones lanzadas por el kirchnerismo, mandaron a revisar y en casi todos los casos terminaron manteniendo las licitaciones originales. Y, ya en la mitad del mandato, irrumpió el acuerdo con el FMI, o sea que se paró gran parte de las obras por orden del organismo.

 

Informes.

Todo este panorama fue reiteradamente denunciado durante los años anteriores tanto por Sindicato de Trabajadores Viales, que lidera Graciela Aleña, como por Fabián Catanzaro, al frente de la Federación del Personal de Vialidad Nacional (Fepevina). El panorama general quedó expuesto también en un trabajo de la Fepevina, donde detallan que la licitación de obras cayó de 161 por año, entre 2004 y 2015, a apenas 31 entre 2016 y 2019. Mientras que las obras en ejecución pasaron de 600 a 200, lo que demuestra los niveles de paralización.

Además, la Federación no sólo afirma que hay 51 obras paralizadas -coincide con la conducción de Vialidad- sino que existen otras 60 neutralizadas, que es una forma de decirle al contratista que se lleve las máquinas y que no corren las multas ni los tiempos de cumplimiento.

El frenado de las obras no es gratuito. En primer lugar, produce una verdadera masacre en el empleo. Buena parte de las constructoras debieron despedir personal y algunas pymes del sector hasta entraron en crisis total y cerraron. Pero, además, no sucede que una obra paralizada se puede retomar ahora como si nada hubiera ocurrido: el viento, el agua, el clima en general erosiona y obliga a remontar una situación difícil que se traduce en costos.

 

Planilla.

En la planilla de Vialidad, algunos datos llaman la atención, por ejemplo, de las 51 obras paradas, en 21 no se hizo nada después de 2016, o sea directamente se abandonaron. No se puso ni un milímetro de asfalto en cuatro años. Según las licitaciones vigentes en diciembre de 2015, la casi totalidad de las obras, 46 de las 51, deberían estar terminadas en este momento. Y, como es obvio, no está terminada ninguna.

De las 51 obras, 31 tenían un avance superior al 50% en diciembre de 2015 y 10 registraban avances superiores al 90 por ciento. En estos últimos casos, la estrategia fue no terminar, dejar la obra como estaba.

 

Casos.

En el caso de la Ruta Nacional 34, que parte de Rosario y va al norte, estaba avanzada en la rehabilitación hasta en un 88% en 2015. La administración de Macri amagó con planes faraónicos, ilusionó con una autopista, pero nunca destinó presupuesto alguno. Hace un año y medio que no se hace nada por «modificación de obra», la forma que encontraron de frenar los trabajos y cumplir lo que pedía el FMI: no poner más dinero.

En el caso de la Autopista Balbín, en el tramo que continúa de La Plata a Ensenada, la administración macrista debía terminar el proyecto y de inmediato someterlo a una audiencia pública. En muchos casos, las autopistas tienen objeciones de los vecinos. Por eso se requiere la audiencia. Lo concreto es que Vialidad ni siquiera ajustó el proyecto para presentarlo a los vecinos y, por lo tanto, la justicia le impidió empezar las obras. Y frente a eso, no se hizo nada, pese a que tenía el 72% del financiamiento.

 

Río Negro.

Un dato curioso surge de lo ocurrido con las rutas que atraviesan principalmente Río Negro, la Nacional 22, de Bahía Blanca a la Cordillera y la 23 de Las Grutas a Bariloche. Se dice que el gran motor para que se concreten esas obras fue Miguel Angel Pichetto. También en estos casos aparecieron problemas legales y Vialidad nunca tuvo la eficiencia ni la voluntad de solucionarlos.

Esta ruta, la 22, es clave; atraviesa todo el Alto Valle y vincula a Neuquén capital y la zona frutícola con casi todo el país. En estos tiempos se empezó a ganar el mote de Ruta de la Muerte porque van y vienen camiones de gran porte. Como los trabajos se abandonaron, se circula por desvíos de tierra en gran parte del recorrido. La realidad es que Pichetto terminó siendo candidato a vicepresidente de Macri, mientras las obras que impulsó están paralizadas.

 

Política.

Son 51 obras en 17 provincias con importantes avances en 2015 y paralizadas en la gestión Macri. La cuestión política parece sobrevolar. No es sólo la ineficiencia o la falta de fondos. En varios distritos se trazaron planes de obras que no se hicieron y, mientras tanto, ni siquiera se hizo un mantenimiento de la red. Hoy por hoy, se calcula que un 65% de las rutas está en mal estado.

Lo más asombroso es que, después de las PASO, y cuando ya se vislumbraba la derrota, Macri usó un increíble falso marketing sobre las obras públicas en su ofensiva final para salvar algo del incendio electoral. Exhibió obras inconclusas y mostró como logros lo que en verdad eran incumplimientos.

Fuente: La Arena

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