Punto Verde está desbordada de telgopor procesado, necesita más espacio y avanzar con la reutilización
La ONG tiene acopiados cien metros cúbicos de bolitas de telgopor y se vio obligada a detener el procesamiento del material que llega a los Puntos Limpios. Trabaja en los depósitos de Lunghi y el club Hípico, en espacios muy reducidos. Si bien destina una parte al relleno de almohadones y puffs, el volumen de material vuelve urgente aplicarlo a la construcción.
La ONG Punto Verde, que gestiona el telgopor y el vidrio que reciben los Puntos Limpios de Tandil, atraviesa una situación desesperante por la cantidad de pellets de poliestireno expandido que tiene en acopio y los espacios reducidos en donde trabaja. Hoy cuenta con cien metros cúbicos de bolitas en depósito y debió detener el procesamiento del embalaje que reciben las dependencias comunales. María José Abasolo, presidenta de la organización, planteó la necesidad de contar con un lugar acorde para trabajar y la urgencia de reutilizar este producto en la construcción, sobre todo en la obra pública, como solución a este problema medioambiental.
En la actualidad, Punto Verde opera en dos pequeños espacios, cedidos por el Municipio, en los Puntos Limpios ubicados en Lunghi y en el club Hípico. Con tres máquinas procesadoras, la molienda genera gran volumen de bolitas de telgopor y la ONG no da abasto en la reutilización, ya que destina una mínima parte a rellenar almohadones y puffs que vende para financiar el proyecto.
“Algo comercializamos, pero todavía le falta al mercado”, dijo la presidenta y explicó que también entregan a productores de puffs que las usan para rellenar. “De a poco la gente nos va conociendo, nos consulta y nos compra. Por el tren, hemos mandado para la construcción veinte bolsones, pero son compras puntuales”, señaló.
“Es desesperante”
“Cuando estás gestionando un residuo es desesperante porque se genera continuamente. No hay vacaciones. Entonces, tenemos un stock muy grande: cien metros cúbicos de bolitas. Son cien bolsones de un metro por un metro por un metro. Apilados en cinco metros de altura, son cinco bolsones por veinte metros. Nosotros los cerramos bien y quedan apilados, son montañas de bolitas”, describió.
Los números son elocuentes. En 2018, la ONG procesó 165 metros cúbicos de material bruto y obtuvo 55 metros cúbicos de bolitas. En tanto, en lo que va de este año ya molió 300 metros cúbicos y obtuvo cien metros cúbicos de bolitas. En conclusión, este año se duplicó la cantidad de telgopor que recibieron los Puntos Limpios y se espera que el número se incremente, ya que se estima que sólo el 15 por ciento de los grandes generadores lleva el material a las dependencias municipales.
Con la molienda que desarrollan los voluntarios (bajo la Ley Provincial 13.447) en los Puntos Limpios, generan tres bolsones diarios. Sin embargo, la producción está detenida porque “actualmente colapsamos el espacio que teníamos”, mientras sigue ingresando embalaje para reciclar.
María José Abasolo explicó que desde principio de año le han solicitado al Municipio un lugar adecuado para funcionar porque los Puntos Limpios son muy pequeños para llevar adelante el proceso y almacenamiento, donde también muelen el vidrio tras separar lo que se puede reutilizar.
Por otra parte, marcó que “hemos tocado puertas de distintas direcciones del Municipio para que lo utilicen, porque este telgopor se puede usar para alivianar mezclas cementicias y de hecho, empiezan a aparecer noticias en distintas partes del país que se está utilizando, como en el municipio de Junín para dar un ejemplo”.
En ese sentido, destacó que “las obras públicas consumirían grandes cantidades de bolitas. Por ejemplo, en contrapisos de plazas. Pensamos en usos donde no esté en juego la estructura de una casa, es decir, nunca lo usaríamos en una viga estructural, pero sí en una viga decorativa. Por ejemplo, hay un productor local que ahora lo va a empezar a usar porque hace vigas símil durmientes para caminos en los parques. La bolita le va a servir para alivianar”.
Por caso, María José Abasolo dispuso bolitas de telgopor en el contrapiso de su casa, para el cual se puede reemplazar hasta el 50 por ciento de la arena –recurso no renovable- que demande la mezcla. “No es un uso que inventamos nosotros, es un producto que ya está en el mercado. Simplemente estamos diciendo que en vez de usar la bolita virgen, utilicemos estas bolitas recicladas, pero Tandil todavía no lo sabe”, advirtió.
En cuanto a las áreas comunales, adelantó que hay intenciones de utilizar las bolitas en la producción de bloques destinados a la construcción. En tanto, Vialidad está probando el material en cordón cuneta y ya realiza pruebas con vidrio molido.
A partir de la incorporación de pellets de poliestireno expandido, la mezcla cementicia es más liviana pero además posee propiedades de aislación térmica e hidrófuga. También representa una ventaja económica frente al costo de los áridos, por lo cual la ONG entró en contacto con corralones para ofrecer el material y realizar demostraciones de uso abiertas al público.
Evitar el relleno sanitario
Ante estas perspectivas, la ambientalista clamó “que salga rápido” y explicó que su desesperación se funda en que “me da lástima tener que dar un paso atrás, porque desde 2017 hasta ahora no hemos dejado de procesar el telgopor que llega. Es un compromiso con el ciudadano que lleva telgopor a los Puntos Limpios”.
Y explicó que “estamos intentando contactar con una empresa que conocemos de Buenos Aires para mandárselo en bruto y que lo reciclen ellos mientras nosotros no podemos, porque no queremos de ninguna manera volver un paso atrás y que vaya al relleno sanitario”.
Para evitar ese retroceso, Punto Verde se puso en contacto con un reciclador de Avellaneda para enviar el telgopor en el tren que les proporciona Ferrosur en forma gratuita, pero el flete desde la Estación Avellaneda hasta la planta de procesamiento, con una distancia de 15 minutos, les cuesta mucho más que el pago del material, por lo cual la ONG tendría que desembolsar 5 mil pesos para concretar el traslado.
“No está mal que salga algo, porque alguien en el sistema lo tiene que pagar: o lo va a pagar el medioambiente, o lo paga una ONG, o lo paga el Gobierno, o lo paga el consumidor. Tal vez cuando alguien va a comprar una heladera tendría que pagar un canon verde, una tasa de reciclaje de ese embalaje, y eso ir a parar a un fondo”, analizó.
En paralelo, a través de Desarrollo Social, selló un acuerdo con costureras manzaneras que, desde enero, van a coser puffs destinados a entidades de bien público. “Vamos haciendo alianzas de uso, pero necesitamos muchas porque tenemos muchas bolitas y no sólo las que tenemos, las que podríamos seguir produciendo día a día. Tenemos capacidad, con tres horas al día producimos un metro cúbico, esto es procesar tres metros cúbicos de embalaje porque ocupan más, lo reducimos a un metro cúbico de bolitas pero hay que darles un uso seguro”, insistió.
TelgoBit, un sistema pionero que ya se replica en otras ciudades
Punto Verde Tandil impulsó TelgoBit, el sistema tandilense de reciclaje de embalajes de telgopor que ya se implementa en otras ciudades del país. “Nos consultan de muchísimos lugares que quieren replicar esto. De hecho, nació como un sistema para que se replique en todo el país, porque hicimos una trituradora que se puede construir; va acompañado de un modelo de gestión y la experiencia que tenemos, la volcamos: los cuidados que hay que tener, los equipos de seguridad para el que manipula. Después, va acompañado del uso de las bolitas, porque no se puede iniciar la molienda si no se sabe cómo se van a usar”, señaló María José Abasolo.
Y reconoció que “en nuestro caso nos pueden recriminar que nos pusimos a moler pensando que las íbamos a agotar todas en los puffs, pero no fue así porque molemos mucha cantidad. Desconocíamos el volumen de residuos. Además, diría que estamos recibiendo un 20 por ciento del telgopor que se genera en Tandil, ni siquiera estamos procesando todo”.
El poliestireno expandido es un material plástico no biodegradable, que al quedar expuesto en el ambiente contamina suelo y agua y hasta puede llegar a la cadena alimenticia. Se utiliza para el embalaje de electrodomésticos, por lo cual el residuo se produce tanto en los hogares como en los comercios. Su bajo valor en el mercado de reciclaje y su gran volumen representan los principales problemas para el tratamiento.
En 2013 nació Punto Verde Tandil, con el objetivo de difundir el cuidado del medioambiente. Tres años más tarde, la ONG se propuso crear un sistema para el tratamiento del telgopor y el ingeniero Felipe Verellen le cedió la primera trituradora.
Como varios integrantes de la ONG son profesores de la Facultad de Exactas de la Unicen, junto a la Secretaría de Extensión, solicitaron un subsidio a la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación para construir un prototipo mejorado de la trituradora, con el objetivo de transformarla en un modelo más eficiente, de bajo costo y sencillo para la autoconstrucción.
Usos en Tandil
En esta ciudad, un productor de cámaras de inspección y postes de luz ya incorporó las bolitas para alivianar las mezclas cementicias y destacó que son irregulares, por lo cual le resultan mejores que las vírgenes porque tienen mayor adherencia.
Además, otro productor de baldosas y vigas, que no se utilizan para estructuras, realizó pruebas y valoró la ventaja para la manipulación de las piezas que resultan más livianas.
En tanto, Pachacamac desarrolla un proyecto para utilizar las bolitas de telgopor en bloques destinados a la construcción de viviendas. Como apunta a la comercialización del producto, trabaja junto al Ifimat (Facultad de Exactas de la Unicen) para lograr un bloque óptimo para la comercialización masiva.
Reconocimientos
Este año, el Municipio ganó el primer premio de Economía Circular en un concurso nacional, a partir del proyecto de molienda que desarrolla Punto Verde y la producción de ladrillos que impulsa Pachacamac.
Por otra parte, Punto Verde se presentó al concurso Constructon 2019 con su “mezcla verde”, cementicia que incorpora bolitas de telgopor y vidrio molido, y quedó entre los cinco proyectos finalistas entre 75 de todo el país.
Falta un plan de gestión integral de los residuos
“Tandil se ha quedado un poquito con los Puntos Limpios como lugares pasivos, donde recibimos y entregamos a las ONGs que procesan. Si queremos aumentar la escala, que todo Tandil recicle, este sistema no es robusto”, evaluó María José Abasolo.
En cuanto a la separación de los residuos, la comunidad avanza más rápido que la capacidad que tienen las organizaciones de procesar los reciclables. “Vamos a volver a pedir, como hicimos en 2014, que se redacte un plan de gestión integral de residuos, donde se tengan en cuenta metas a alcanzar en Tandil, cuánto queremos reciclar, hasta cuánto, cuántas personas queremos en los Puntos Limpios. Si en este momento aumentara al doble, el sistema colapsaría”, explicó la referente de Punto Verde.
Hoy la mayoría de las ONGs clasifica, prensa y vende material reciclable, en cambio Punto Verde busca la economía circular, es decir, está colocando el telgopor procesado en puffs o en la construcción, donde se completa el círculo de la reutilización en la ciudad.
“Si pudiéramos hacer con todos los residuos así… Me gustaría que el Gobierno defina el objetivo de darle a todos los residuos un destino local. Se puede”, alentó e instó a trabajar en un programa integral, con metas concretas que se puedan cumplir en los próximos años.
Sobre el final, expresó que “tenemos fe que la gestión de Luciano Lafosse (nuevo secretario de Obras Públicas) dispare todo esto. Y queremos trabajar con él” y remarcó que la gestión de residuos es un tema del Estado, sin embargo, hoy son las ONGs las que están a cargo del material reciclable.
Fuente: El Eco
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