Cero + Infinito, el edificio que renueva Ciudad Universitaria y es la primera gran obra en 50 años
Será la sede de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. El proyecto fue donado por Rafael Viñoly, un arquitecto uruguayo reconocido en el mundo y que se formó allí.
En pocas semanas quedará formalmente inaugurado un nuevo edificio en terrenos de la Universidad de Buenos Aires. El primero en más de 50 años. Se trata de «Cero + Infinito», y tendrá la firma del célebre arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, quien por otra parte es egresado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). Junto a otro egresado, pero de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, Sebastián Ceria, hicieron una importante donación que se transformó en el puntapié que permitió la construcción de este pabellón que sumará aulas, oficinas y auditorios para los estudiantes y trabajadores de las ciencias duras.
Clarín realizó un recorrido por el edificio, que se encuentra terminado. Incluso sin ese polvo típico de final de obra. Un grupo de obreros trabajaba en la colocación de las cortinas roller y, en la terraza, controlaban el crecimiento y el riego de las plantas que ya desbordan la cubierta verde.
Lino Barañao, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, confirmó a este medio que esperan poder inaugurarlo en noviembre, después de las elecciones. Es decir que, para marzo, debería estar en pleno funcionamiento.
La obra se implanta en Ciudad Universitaria, en Núñez, que por muchos años padeció el abandono. Por momentos, se transformaba en una playa de estacionamiento «gestionada» por la barra brava de River, cuando se jugaban partidos en el Monumental; operaban también trapitos y junto al Pabellón 3 -el de FADU- hubo terrenos ocupados por un grupo de personas que había construido casas y hasta baños. A todo esto se sumaba un espacio público degradado: autos estacionados por todos lados -obstruyendo veredas, canteros, ochavas y sendas peatonales- y falta de infraestructura básica, como paradas de colectivos.
El panorama comenzó a revertirse de a poco, desde hace unos cuatro años. Ahora hay seguridad en los portones de acceso (que se cierran y abren todos los días) y controles del ingreso de autos. Y el Gobierno porteño llevó a esta zona la misma infraestructura que al resto de la Ciudad, con paradas de colectivos nuevas y veredas anchas que conectan todos los usos de los que dispone Ciudad Universitaria. Y hay 5 estaciones de Ecobici.
Según detallaron desde la Secretaría de Ciencia, los usos de «Cero + Infinito» estarían definidos: en la planta baja funcionaran los usos académicos, en 35 aulas. En 12 de ellas habrá laboratorios con equipamiento informático. También habrá áreas de usos comunes para los estudiantes y 5 salas para seminarios, acustizadas, con alfombra y equipamiento multimedia (3 con butacas tipo auditorio). Y en el primer piso, las oficinas administrativas, espacios de investigación en donde trabajará el Instituto de Cálculo, el Departamento de Computación, la carrera de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos y habrá salas para el CELFI (Centro Latinoamericano de Formación Interdisciplinaria).
Este centro de formación depende de la Secretaría y sería un punto de conflicto con la dirección de la Facultad de Ciencias Exactas. Desde esta facultad dijeron a Clarín que «no está resuelto el espacio con el que contará CELFI». Y confirmaron que tampoco tienen información sobre cuándo se llevará a cabo el traspaso de las instalaciones. Por el momento, las llaves de «Cero + Infinito» las tiene la Secretaría que, por otra parte, tiene la responsabilidad de su mantenimiento por los próximos diez años.
Por otra parte, fuentes de la UBA le dijeron a Clarín que un convenio que se firmó en los últimos días se estableció que el edificio dependerá de la Secretaria de Relaciones Internacionales de la UBA, aunque reconocieron que será en coordinación con Secretaria de Ciencia.
Unos meses atrás, el presidente Mauricio Macri visitó el edificio un sábado y en sus redes sociales publicó un video mostrando las obras, pero sin dar demasiados datos sobre la historia de cómo se gestó, lo que provocó muchas críticas de la comunidad científica y universitaria.
Lo que omitió contar Macri fue que la génesis de «Cero + Infinito» se remonta a 2007: en esos años Ceria convocó y convenció a Viñoly para aportar el proyecto del edificio. Ceria donó 150 mil dólares. Y como ha dicho el matemático «la colaboración de Viñoly podría calcularse en millones de dólares». Es que el uruguayo es una celebridad en el olimpo de los arquitectos y sus proyectos son muy cotizados.
En la segunda gestión del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se logró un crédito de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y 35 millones de dólares fueron destinados a la construcción del edificio. La obra concreta se extendió entre diciembre de 2016 y abril de 2019.
Ahora se espera que en pocos días comience a llegar el equipamiento interior. «Mi objetivo será convocar para la inauguración a las dos gestiones que participaron, la de Cristina Fernández y la actual. Y por supuesto a toda la comunidad de la UBA», confirmó Barañao a Clarín. Por este motivo, la inauguración está prevista para noviembre.
Los estudiantes de Ciudad Universitaria podrán circular y conectar el Pabellón 1 y 2 a través del hall central de «Cero + Infinito». Tendrán la oportunidad de ver los dos pulmones verdes que representan el «cero» y el «infinito» -éste último con las especies de árboles que durante décadas crecieron en este lugar- y apropiarse de un edificio que podría transformarse en un ícono de relevancia arquitectónica en Buenos Aires.
Fuente: Clarín
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