Los municipios kirchneristas, entre los más favorecidos con obras por María Eugenia Vidal
El inicio de la carrera política que terminará el año próximo comienza a arrojar algunas rarezas si se las mira desde la óptica de los fondos públicos. Una de ellas recaló en la provincia de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal espera no sólo revalidar su cargo en 2019, sino también sumar nuevas intendencias a la lista de partidos comandados por Cambiemos.
A contramano de lo que ocurrió en la primera etapa de su gestión y en la mayor parte de la historia argentina, la gobernación asignará este año sumas millonarias a emprendimientos asentados en municipios de la oposición, según se desprende de un análisis que hizo LA NACION del presupuesto provincial para este año. Más aún: entre los 10 distritos que más recursos provinciales recibirán para proyectos hay siete que en 2015 ganaron las elecciones con la fórmula del Frente para la Victoria (FPV), una insignia que luego fue reemplazada por la de Unidad Ciudadana; solo dos con la bandera de Cambiemos y uno que se pasó del primer al segundo bando el año pasado. Las cifras surgen de la planilla «Proyectos por partido», que estipulan una erogación total de $ 30.601 millones este año, sin incluir otras transferencias de Nación y Buenos Aires a esos distritos.
Nadie recibirá este año por parte de la provincia más fondos para obras que La Plata, gobernada por el oficialista Julio Garro. Serán $1.577 millones, de los cuales $247 millones se destinarán al Saneamiento de la Cuenca del arroyo El Gato, uno de los responsables de la última gran inundación en la ciudad. Pero luego lo siguen varios distritos bajo gestión kirchnerista, entre los que se encuentran los acérrimos defensores del «modelo», como La Matanza (Verónica Magario, en el segundo lugar) y Avellaneda (Jorge Ferraresi, sexto). La lista se completa con Moreno (Walter Festa), Almirante Brown (Mariano Cascallares) y San Martín (Gabriel Katopodis, que ganó con el FPV y en los últimos comicios jugó con Florencio Randazzo).
La Matanza obtendrá este año de la provincia $997,85 millones para obras, de los cuales $304 millones irán a infraestructura, donde se destaca la vivienda social. Avellaneda, en tanto, recibirá $627 millones, también con una fuerte apuesta a la demanda habitacional.
La oficialista Bahía Blanca (Héctor Gay) está séptima (se destacan $366 millones para el Acueducto Río Colorado) y las últimas tres posiciones corresponden a los kirchneristas Lomas de Zamora (a cargo de Martín Insaurralde, que fue candidato con el apoyo de Cristina Kirchner); Merlo, conducido por Gustavo Menéndez, presidente del PJ Bonaerense y San Nicolás, donde Ismael Passaglia ganó las elecciones con el kirchnerismo, pero el año pasado saltó a las filas de Cambiemos.
En el partido de la zona sur se harán varias obras hídricas, al igual que en el oeste, mientras que en San Nicolás se pondrán $200 millones en desagües pluviales.
Ante la consulta de LA NACION, el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia, Roberto Gigante, explicó: «Tenemos aproximadamente $30.000 millones para ejecutar en 2018, de los cuales unos $22.000 millones tienen lo que denominamos inercia. Es decir, son obras que empezaron antes de este año y debemos seguir ejecutando. Eso no lo discute nadie, porque ya está. Son casi todos de nuestra gestión. A eso se suman $4.000 millones de obras nuevas y el mismo número financiado por organismos multilaterales».
Si se hace la cuenta por cantidad de habitantes, la fórmula que utiliza el ministro de Economía provincial, Hernán Lacunza, cuando debe reclamar por la distribución de fondos para la provincia, el color político cambia relativamente poco. Entre los 10 distritos más favorecidos, lideran la lista Tapalqué y Castelli, sexto está Guaminí y noveno, Pila. En todos los casos los intendentes llegaron a su sillón con la boleta del FPV. La lista se completa con cinco distritos de Cambiemos y uno del Socialismo.
El cálculo por habitante requiere de algunas aclaraciones. Los distritos más beneficiados suelen ser los menos poblados. Eso se debe a que los recursos destinados al tendido de una ruta, por ejemplo, se dividen por poca gente. Ese ejemplo sirve también para ilustrar otra situación: aunque se trata de proyectos que se imputan a un partido específico, pueden atender a necesidades más amplias.
La distribución de fondos para obras que hizo este año Vidal constituye una rareza en comparación con lo que habitualmente ocurre en el país. En el gobierno de Mauricio Macri , por caso, la transferencia de fondos a distritos oficialistas como la ciudad de Buenos Aires y la propia provincia crecieron a un ritmo mayor que el de otros destinos. Y en el pasado los Kirchner se caracterizaron por enviar mucho más dinero a Santa Cruz que a otras provincias más pobladas, al igual que La Rioja vivió su edad de oro en materia de fondos públicos en las presidencias de Carlos Menem.
La provincia explica la nueva tendencia por diversos motivos. En primer término, a la llegada de Vidal estaba subinvertida, con municipios sin agua ni cloacas, algo que obligó a distribuir obras por todo el distrito según las necesidades de la población que encontraron los equipos técnicos.
Sostienen que definieron los proyectos en base a un criterio de «criticidad». Y que destinaron una parte sustancial de los recursos al conurbano. Allí se da una situación particular: por un lado, fue identificado por la gobernación como la zona con más carencias, pero al mismo tiempo es el lugar donde el oficialismo tuvo los mayores tropiezos en las elecciones. En otros términos, los recursos destinados al conurbano para obras hidráulicas, agua, cloaca, pavimento y guardias de hospitales apuntan a atender la emergencia social, pero también las necesidades políticas de cara a las elecciones de 2019.
Un buen ejemplo es La Matanza, tierra hostil para Cambiemos donde en mayo del año pasado Macri inauguró junto a Vidal y Magario el Metrobus. La intendenta colocó un cartel en el que se adjudicaba la obra, pero tanto la provincia como la Casa Rosada descartan que el rédito político de la inversión quedó para ellos.
Es algo que Cambiemos tiene relativamente medido: aunque se trate de partidos gobernados por opositores, la realización de las obras impacta positivamente en la imagen del oficialismo provincial, que de todas maneras trata de capitalizarlas en las inauguraciones y las acciones de comunicación.
La gobernación tiene otras cuidados. En casi todos los casos, no le transfiere fondos a los intendentes, sino que hace las obras por su cuenta.
Fuente: La Nación
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