Un ingeniero rosarino adaptó una revolucionaria tecnología
Un ingeniero rosarino adaptó una revolucionaria tecnología para usarla en la edificación en la ciudad
Ideó un programa para «armar» cada proyecto en forma virtual. Con esto se ahorra un 30% del costo económico y de tiempo. Una novedad que ya se está aplicando con éxito en Rosario.
¿Quién no sufrió alguna vez, cuando descubrió miles de desperfectos en su flamante casa o departamento a estrenar? Entonces, vuelven a entrar los albañiles, a romper paredes, cambiar cosas de lugar, y los gastos aumentan. «Esto se debe a que se trabaja de forma muy improvisada en la planificación, en el proyecto de lo que se va a construir», dice Nicolás Ruggiero, un joven ingeniero que adaptó la tecnología a la edificación, algo que ya se está utilizando en otros países y que ahora él diseñó para la Argentina.
El objetivo es construir primero en forma virtual, con absolutamente todos los detalles, y cuando está todo perfectamente armado, recién allí se inicia la obra. Esto ahorra no sólo dolores de cabeza, horas extras en el psicólogo y hasta divorcios sino también plata: se calcula que planificando de este modo la obra final sale un 30 por ciento menos, y se realiza en menos tiempo.
En Rosario ya se está utilizando en complejos de viviendas en la zona norte, en un edificio que se levanta en Mendoza al 1000 y en los galpones detrás del Mercado de Concentración Fisherton, entre otros. Todo un desafío que implica un cambio de paradigma importante para los que se dedican al rubro.
Al profesional le gusta hablar de «construir antes de construir», de manera que desaparezcan errores a la hora de poner los caños, la electricidad, los ladrillos, hormigón y pintura. Y lo interesante es que es posible.
Ese es el cambio de paradigma: la idea de que el albañil, el plomero, el electricista junto con el ingeniero, el arquitecto y el cliente intervengan en el proceso de planificación de manera tal de resolver las cuestiones que los especialistas saben que van a aparecer sobre la marcha, y poder así diseñar y planificar mejor.
Ruggiero investigó qué pasaba en otros países y vivió la experiencia de diseñar todo en forma virtual y recién después plasmar la obra. «Esto lo permite un sistema que se llama Last Planner», señaló, y remarcó que es sin dudas «un cambio de paradigma» porque la tecnología «sirvió para unirnos y trabajar en equipo».
Observó como en la industria aeronáutica se diseñan aviones de esta manera. Lo hacen en forma virtual, luego se analiza exhaustivamente, se hacen pruebas en la computadora y recién ahí se manda al proceso de fabricación. «A nadie se le ocurría acomodar las alas de un avión mientras empieza a carretear», dijo irónico. Y eso es lo que él empezó a implementar en la construcción.
«Antes, y ahora también, con unos pocos planos nos lanzamos a levantar paredes, y vamos tomando decisiones mientras carreteamos, sobre la marcha, lo que implica muchos gastos, dolores de cabeza, y hasta muchas veces un tratamiento psicológico para bajar el nivel de estrés que produce una obra».
Por eso, entre otras cuestiones, nuevas tecnologías como BIM y LEAN borran la figura del «todólogo» (el que se las sabe todo) y en el novedoso proceso del proyecto intervienen no sólo el arquitecto, el ingeniero y el cliente, sino que también lo hace el plomero para analizar dónde colocará los caños, el electricista y los albañiles, explicó a Más.
Son muchos los programas que se utilizan. Ruggiero dice que es como un videojuego que le permite ir construyendo de manera virtual la obra. «En mi estudio trabajamos con pantallas táctiles como las que usan los meteorólogos en los programas de televisión y fibrones digitales para dibujar. Allí se acerca el cliente y puede ver en tres dimensiones cómo está quedando su casa, pero también interviene el electricista, que puede observar con detalle por dónde pasarán los cables, y el plomero, y así cada uno de los distintos rubros que intervienen en la construcción. De esta manera cuando la obra se construya en la realidad, los obreros sabrán qué huecos dejarán libres para pasar caños, cables, etcétera», detalló.
La planificación es lo que más tiempo lleva, porque se proyecta hasta el último detalle, y hasta que no está todo medido y cronometrado en tiempos no se larga la construcción. Esto hace que a la hora de hacer mezcla y empezar a poner un ladrillo sobre otro, no haya errores, algo que cuesta imaginar, pero es real.
Además, el programa brinda información exacta sobre la obra, por ejemplo cuántos codos poseerá, si tendrá buena ventilación y si hará calor o no, cuántos ladrillos se necesitarán, cuántos litros de pintura, y si es necesario se puede cambiar la orientación antes de construir, cuando ya sería demasiado tarde.
Plan de mantenimiento
Por cada dólar que se invierte en un proyecto, se pagan 20 por la construcción y 60 en el mantenimiento, lo que pasa es que como se desembolsan a lo largo del tiempo, no se sienten tanto. Por eso tener un plan para lograr que el inmueble esté en buen estado antes de que todo se rompa es fundamental.
Esta tecnología permite saber cuánto durará una bombita y puede alertar al dueño de casa para que no se le queme en un evento, o advertir cuánto durará la pintura en una pared. Cuestiones revolucionarias que cuesta creer pero que ya están disponibles.
La tecnología BIM ya se está utilizando en Rosario hace siete años y para poner algunos ejemplos locales está en el edificio de Mendoza al 1000, en otro en Rondeau al 1800 y unos galpones detrás del Mercado de Concentración Fisherton.
En el mundo ya se utiliza como obligatorio, sobre todo en obra pública porque hay una transparencia total, no puede haber desvío de fondos. Nicolás Ruggiero comentó que la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ya anunció que para el 2018 será obligatorio que se utilice la tecnología BIM para construir en la obra pública: esto hace que se tarde mucho más en planificar pero se construye rapidísimo y sin costos inesperados. Además, gente del actual gobierno ya viajó a California para averiguar cómo funciona esto y cómo se podría implementar en la obra pública con el objetivo de terminar con la corrupción en este terreno.
Así se está haciendo el Disney de Shanghai y se levantaron los imponentes rascacielos en Dubai.
Su gran motivación
Nicolás Ruggiero se propuso, intensivamente, buscar mejoras en la construcción después de que explotó el edificio de calle Salta. Allí falleció su amigo Maxi Vesco. Él presenció charlas de planificación en las tareas de rescate. «Me acuerdo de que los rescatistas me mostraban los planos y me decían que habían hecho una estrategia por un lugar donde el plano indicaba que había un espacio y cuando iban a excavar se encontraban con otra cosa, había muchas diferencias entre los dibujos del plano y el edificio construido. Por eso se perdió mucho tiempo y terminaron confiando en el olfato de los perros», narra.
Nicolás se prometió a sí mismo que debían trabajar mejor los constructores y que tendría que haber formas de que no pasara esto. Si se hubiera utilizado el sistema BIM se habría tenido una radiografía completa del edificio y se podrían haber hecho las tareas de rescate de otra manera. «Tal vez no se hubieran podido salvar más vidas», reconoce, pero «seguro que se hubieran tomado decisiones logísticas mucho más rápido», aseguró el joven con clara emoción.
Perfil
Nicolás Ruggiero es ingeniero civil, tiene 33 años y lidera varios proyectos en Rosario. Es un apasionado por la tecnología y logró unirla a sus estudios. Sus abuelos fueron albañiles y de ellos aprendió cómo se trabaja en una obra desde adentro. Cuando se recibió empezó a investigar cómo podía hacer para que no sea tan improvisado su trabajo. Hoy es uno de los que más han desarrollado esta tecnología y lidera una empresa de punta en el país. Además dicta cursos en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de Rosario y también en la del Litoral. Fue invitado a exponer a foros internacionales y recibió el premio de joven sobresaliente de la provincia de Santa Fe.
Fuente: La Capital (Santa Fe)
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