Constructores reeligieron presidente, pero halcones le restan poder
Iván Szczech fue reelegido como presidente de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) y completará otro año al frente de la entidad que agrupa a los barones de la obra pública y privada. Apoyado por las pymes y resistido por algunas grandes empresas, el dirigente no tendrá un camino fácil: su autonomía se vería recortada y deberá consensuar con el consejo directivo las acciones y los vínculos con el Gobierno.
La reelección de Szczech no fue confirmada hasta la tarde de este lunes, pero tampoco aparecía un candidato de peso para hacerle frente en un sector en el que perduran las esquirlas de la causa Cuadernos. El sistema de voto calificado, que privilegia tamaño y antigüedad, les da más poder a las grandes empresas. Dos de ellas, Rovella Carranza y Supercemento, ocuparán las vicepresidencias primera y tercera, con los ejecutivos León Zakalik y Miguel Marconi. Teodoro Argerich, de TGLT (ex Caputo) será el tesorero. El resto de los cargos directivos quedarán para empresas más chicas y representantes del interior: Diego Buracco será vicepresidente segundo; Ricardo Griot (Pecam) ocupará la vicepresidencia cuarta; Carlos Folatti (Víctor Contreras SA) será el secretario; José Soulard (Corrientes), el secretario del interior; Juan Manuel Touceda (Contreras Hermanos), el prosecretario; Juan Castelli (Oriente Construcciones), el prosecretario del Interior; y Federico Bensadon (EMACO), el protesrorero.
Otras dos grandes, Panedile y la gigante Techint, no quisieron sumarse a la dirección. Desde ese rincón hicieron correr una versión de que armarían una estructura paralela al mando del capitán Paolo Rocca, pero allegados a la multinacional lo desmintieron.
Szczech, constructor de Entre Ríos, ocupa la presidencia de Camarco desde que, en enero, sucedió al abogado Julio Crivelli, que había asumido en medio del escándalo de los Cuadernos. En ese entonces, los barones de la obra pública se corrieron del máximo cargo y lo delegaron en un ejecutivo “no dueño”. En su corta gestión, Szczech tejió un gran vínculo con el Gobierno. Mantiene reuniones periódicas, semanales o cada diez días, con el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y el jefe de la UOCRA, Gerardo Martínez.
El reelecto presidente enarboló un proyecto de ley para fomentar inversiones en construcción, un “blanqueo de pesos” que permitiría a los interesados vender sus divisas al blue y exteriorizar moneda nacional. La iniciativa se tratará en sesiones extraordinarias. También, se reunió con Jorge Ferraresi, el sucesor de María Eugenia Bielsa en el Ministerio de Hábitat, para impulsar la construcción de viviendas.
Los constructores grandes le cuestionan la poca defensa de temas claves para el sector. Uno de ellos, los contratos de Participación Pública Privada (PPP) que Katopodis busca terminar de rescindir en estos días y mantiene en pie de guerra a Cartellone, que obtuvo uno de los corredores viales. Un ejecutivo de esa firma no ocultó su malestar luego del discurso de Szczech del martes pasado, Día de la Construcción: lo consideró obsecuente.
Los constructores también le achacan a Szczech pocas gestiones para que vuelvan las autorizaciones para obras privadas grandes. El Gobierno se niega, sobre todo por el transporte de los trabajadores, aunque reconoce que el presidente de Camarco y Gerardo Martínez tienen ese reclamo al tope de la agenda.
Otro de los reclamos internos tiene que ver con el apoyo del ejecutivo a la advertencia del presidente Alberto Fernández de que usaría la ley de abastecimiento para garantizar el acceso a insumos, luego de la disparada de precios posterior al ensanchamiento de la brecha. Uno de los factores que detectó la Secretaría de Comercio fue que los dueños de grandes obras compraron de más para acaparar, ante las expectativas devaluatorias. Sobre ellos podría caer el peso de la norma.
En ese contexto, el titular de Camarco deberá consensuar con empresas grandes sus próximos pasos. Tiene por delante un año en el que el Gobierno apuesta a que la obra pública motorice el crecimiento antes de que lleguen las elecciones de medio término. Si la rueda se mueve, quizás calmen los ánimos de las grandes empresas.
Fuente: Letra P
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