La construcción se desploma un 46,8% y presiona para acelerar la apertura
El sector acumula 18 meses de caídas consecutivas. La flexibilización avanza en las provincias, pero presenta dificultades en la Ciudad y el Conurbano.
Si la construcción era uno de los sectores económicos más golpeados antes de la aparición del coronavirus, el parate productivo que desencadenó la cuarentena no hizo más que amplificar estas diferencias.
De acuerdo a los datos del Indec, esta industria sufrió una caída del 46,8% en el mes de marzo, que solamente tuvo diez días de confinamiento obligatorio, por lo que se espera un desplome aún mayor para abril.
La baja resultó mucho mayor al 16,8% que reportó el sector manufacturero para el mismo período y refleja la urgencia de los empresarios por acelerar la apertura económica.
La construcción acelera la apertura y negocia la incorporación de nuevas provincias
Se trata del décimo octavo mes de descenso consecutivo, con el agravante que en los primeros dos meses del año la baja ya había alcanzado los dos dígitos (13,5% en enero y 22,1% en febrero) a raíz del congelamiento de la obra pública decretado por el gobierno.
En esta oportunidad, los insumos más afectados fueron asfalto (-74,6%), hormigón elaborado (-68%), hierro redondo y acero (-61,1%), pinturas para la construcción (-54%), mosaicos graníticos y calcáreos (-50,2%) y cemento portland (-46,5%). Aunque los trece insumos relevados presentaron contracciones superiores a los dos dígitos.
El escenario recesivo se vio reflejado en el ámbito laboral, donde hubo una destrucción de 84.255 empleos respecto al mismo mes del año anterior y 8.022 en relación al mes previo.
Es por eso que la presión sobre las autoridades para flexibilizar el rubro está más fuerte que nunca. Como explicó LPO, unas nueve provincias avanzaron en este sentido al habilitar las obras privadas que representan el 75% del total de la construcción.
Corrientes y Córdoba lideran la flexibilización de la cuarentena
No obstante, muchas lo hicieron solamente en pequeñas ciudades. Los grandes aglomerados del país todavía no abrieron paso al funcionamiento de este tipo de obras y mucho menos la Capital Federal y el Conurbano bonaerense.
El problema pasa por el uso del transporte público que podría convertirse en un foco infeccioso si los más de 150 mil empleados del AMBA se vuelcan a los trenes, subtes y colectivos.
En la Ciudad, por ejemplo, el 70% de los trabajadores de la construcción viven más allá de la General Paz, lo que agrega un escollo mayor. Una de las posibilidades sería permitir la apertura de grandes obras que podrían costear el transporte mediante micros y combis de los obreros, pero lo concreto es que todavía no hay nada definido.
«Estamos hablando con los gobernadores y los intendentes de las ciudades más importantes donde todavía la construcción no está funcionando para iniciar una flexibilización paulatina. Una idea es comenzar con un horario más temprano del habitual para evitar la hora pico, pero estamos analizando alternativas», indicó a LPO el titular de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), Iván Szczech.
Fuente: La Politica on Line
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