El escándalo de los cuadernos enfrentó a los socios del negocio de la hidrovía
La empresa belga Jan De Nul se presentará separada de Emepa, la firma que conducía Romero, quien confesó el pago de una coima
En medio de una delicada licitación tras el escándalo de los cuadernos de las coimas del kirchnerismo, los socios de la UTE Hidrovía SA entraron en conflicto entre sí, pero confirmaron que quieren competir, por separado, por la estratégica concesión del dragado y balizamiento del río Paraná.
La empresa belga Jan De Nul confirmó que se separará de la local Emepa SA, a la que considera un «problema político».
La ruptura de la confianza se produjo cuando el dueño de Emepa SA, Gabriel Romero, confesó como arrepentido en la causa de los cuadernos haber pagado una coima de 600.000 dólares en 2010 para prorrogar la concesión hasta 2021 con el decreto 113/2010. La situación entre los socios es de máxima tensión.
Según declaró Romero ante el juez Claudio Bonadio, le pagó esa suma al exsecretario de Coordinación Roberto Baratta, mano derecha del ex ministro de Planificación Julio De Vido. Jan De Nul asegura que nunca acordó esa coima con su socio y que fue una iniciativa propia de Romero.
En ese contexto, el gobierno de Mauricio Macri prepara una licitación para 2020 en la que extremará los recaudos con cláusulas anti corrupción que impiden competir a empresarios con causas por cohecho. La concesión vencerá el 30 de abril de 2021 y asumirá un nuevo operador.
Los dos socios en Hidrovía SA explotan un negocio de US$200 millones anuales desde 1995, en el que les cobran peaje de US$3,06 por tonelada a todos los barcos que entran y salen del río Paraná. Por esa vía navegable se transporta el 70% del comercio exterior del país.
Es el mayor peaje de América Latina y un área estratégica para el futuro acuerdo Unión Europea-Mercosur. Por eso hay muchos interesados en continuar esa actividad, además de Jan De Nul y de Emepa, ahora distanciadas entre sí. Se postularán el holding chino Shanghai Dredging Company (SDC) y las holandesas Boskalis, Dredging y Van Hool. Pero las peleas internas en la UTE Hidrovía SA desataron fuerte tensión. Según pudo saber LA NACION, Jan De Nul reclama desde hace años que pierde dinero en el reparto de dividendos. «Perdemos dinero por hacer el dragado del río, nuestra especialidad, que tiene fuertes costos, y Emepa gana mucho dinero por el balizamiento, que tiene muchos menos costos», dijo un directivo de Jan De Nul.
«Podemos presentarnos solos, sin socios argentinos, y ganaríamos plata. Además, Emepa es un problema político luego de las coimas», señaló la fuente oficial vinculada a Jan De Nul. En tanto, Emepa confirmó a LA NACION mediante sus voceros que «participará de la licitación por el manejo de la hidrovía que impulsará el Estado nacional, producto de su experiencia en la gestión diaria de la vía navegable más importante de la Argentina». Señaló además que «para ello está implementando un proceso de reestructuración organizacional con eje en la política de compliance. De esta manera, podrá ser parte de un consorcio competitivo de cara a la futura licitación».
La empresa Emepa ya no tiene a Romero en ningún cargo directivo, porque renunció. De ese modo, el propio investigado en la causa cuadernos ya no estaría en el medio. Por eso se postularía Emepa.
Tal como adelantó LA NACION, el ministro de Transportes, Guillermo Dietrich, prepara la licitación con fuertes cláusulas anti corrupción para que no participen empresarios sospechados. Los oferentes deberán cumplir el decreto 1023 y la ley de responsabilidad penal empresaria. En la actualidad, Hidrovía SA reparte el 50% de los dividendos para cada socio, Jan De Nul y Emepa. Pero la belga dice que tiene muchos mayores costos por dragado que Emepa por balizamiento. «Tenemos el 90% del costo y ellos, el 10%, por lo tanto el reparto los favorece a ellos, claramente», dijo un directivo de Jan De Nul. Pero Romero siempre hizo valer en Hidrovía SA su capacidad de negociación política y se presentaba ante sus socios como el empresario de más fuertes vínculos con la UCR.
En tanto, Jan De Nul siempre aportó el know how técnico. Hasta 2009, el peaje comprendía el trayecto entre el océano y Santa Fe. Desde entonces, el gobierno kirchnerista quiso expandirlo hasta Paraguay en dos etapas: primero de Santa Fe a Corrientes y luego de Corrientes a Asunción. Solo se hizo la primera. Jan De Nul le reclama a la gestión de Dietrich una deuda de 210 millones de dólares. Ahora, la Casa Rosada le exige bajar el peaje de US$3,06 por tonelada. «No tenemos problema en discutir, veremos el pliego, pero nos deben dinero», comentó un directivo belga que quiere llegar con el negocio a buen puerto.
Fuente: La Nación
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