Otra mala nueva en el Megaestadio de Santa Rosa 10 millones de dólares
No solo el techo, también los cimientos del Megaestadio estuvieron mal hechos. En verdad, lo que cabe preguntarse es qué cosa se hizo bien en esa enorme construcción que no deja de sorprendernos cada tanto con desagradables sorpresas.
Sí hay que reconocer que esta vez fue el propio gobierno el que dio a conocer la mala nueva. Todo un cambio frente a lo que venía sucediendo hasta ahora en que los problemas de la obra pública pampeana -que no son pocos, ni menores, ni recientes- salían a la luz porque el periodismo los descubría a pesar del hermetismo con que se intentaba, invariablemente, entorpecer la tarea de informar.
Lo que surgió ahora, a partir de un estudio encomendado a la Universidad Tecnológica Nacional de Bahía Blanca, es una falla constructiva en la base de los pilotes de cemento enterrados que deben sostener el peso de la estructura superior. En los ensayos realizados se detectó que la empresa constructora no realizó el ensanchamiento que los pliegos establecían al pie de cada una de los pilotes, un déficit que afecta la estabilidad del conjunto.
Desde Obras Públicas se aseguró que habrá una doble investigación. Por un lado, una presentación judicial que apuntará a una pesquisa sobre el desempeño de la empresa privada que construyó lo que se hizo del Megaestadio, y por el otro una actuación administrativa para determinar responsabilidades de funcionarios y técnicos puertas adentro del propio Estado.
En principio aparece como razonable que se emprendan ambas vías en virtud de la importancia de la obra y de la magnitud de los fondos públicos invertidos. Hay que tener en cuenta que los trabajos se iniciaron en el año 2007 con un presupuesto de poco menos de 30 millones de pesos y se estima que, cuando esté finalizado el estadio, habrá costado veinte veces más.
En todo ese lapso sucedieron demasiadas cosas, entre ellas dos juicios: uno iniciado por la arquitecta que empezó los trabajos de diseño -en base al estadio Boxing Club de Río Gallegos- y otro contra el ministro de Obras Públicas del gobierno anterior, quien resultó sobreseído por el Superior Tribunal de Justicia. La feroz interna del PJ, entre los sectores vernistas y jorgistas, impactó de lleno en el Megaestadio convirtiéndolo en una de las obras públicas más accidentadas y controvertidas de las realizadas en nuestra provincia, solo comparable a otra construcción muy recordada por los gravísimos problemas que presentó (y aún presenta): el acueducto del río Colorado.
En virtud de la larga lista de inconvenientes que arrastra el Megaestadio desde sus inicios las actuales autoridades deberían considerar la confección de un informe que exponga todos y cada uno de los traspiés que caracterizaron su accidentada historia; una suerte de «manual de todo lo que no hay que hacer», que sirva a la manera de contra-ejemplo preventivo. Los vicios en la obra pública no son nuevos, pero nunca alcanzaron el nivel de escándalo al que llegaron estas dos mega-construcciones. Esta especie de «digesto de torpezas» debería operar como una vacuna para generar anticuerpos y evitar la reiteración de tantos desaciertos juntos.
Fuente: La Arena
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