Potrerillos y el desafío de ordenar el perilago
Cuesta creerlo, pero 90 años pasaron desde que se comenzó a detectar la necesidad de aprovechar las aguas del río Mendoza y regularlo hasta la iniciación de los trabajos de construcción del dique.
Uno de los primeros antecedentes es de 1909; concretamente el ingeniero Casafoush elaboró un estudio en el que determinaba la necesidad de regular el río Mendoza.
El debate siguió durante los años 40, 50 y 60, hasta llegar a principios de los ’70; cuando el gobernador Félix Gibbs avanzó en la elaboración de los proyectos de ejecución de la presa. Entendían que podían finalizar la obra en 1978.
El golpe de Estado del 76 paralizó la iniciativa. De todas formas, el gobernador de facto Sixto Fernández, en 1980 llamó a concurso para la precalificación de las empresas que construirían el dique. En 1981 crearon EMSE, para que se hiciera cargo de la construcción, operación y exploración de la obra Aprovechamiento Múltiple Potrerillos.
En marzo del 82 se anunciaron los tres consorcios seleccionados para la construcción de la obra: Conevial SA, Daicum SA y Lody y Gesiemes. Otro formado por CCI, Benito Roggio SA y Welder Insúa y el último de los tres integrado por Ed Zublin AG, José Cartellone y Klochur Ind. Pero el entonces gobernador Bonifacio Cejuela dijo que ahora debían hacer los estudios para ver si realizaban o no la obra.
Llegó la democracia y el gobernador Santiago Llaver anunció que realizarían Potrerillos tomando el proyecto de Bolognesi y Borletto de principios de los 70. En marzo del 87 llegó a la Legislatura el pedido para comenzar a construir la obra de 770 hectómetros cúbicos. Peronistas y demócratas mostraron reparos al proyecto. En octubre del 87 el Senado lo aprobó, pero a Llaver le quedaban menos de dos meses de gobierno.
Cuando asumió Gabrielli formó una comisión técnica de estudio para la regulación y aprovechamiento del río Mendoza, la que decidiría si se construía Potrerillos o si se avanzaba en los diques de Uspallata y Cacheuta.
Finalmente se decidieron por Potrerillos, y el mandatario indicó que se pagaría con $100 millones del Fondo de la Transformación y el Crecimiento y $ 50 millones más que saldrían de la venta de los Nihuiles.
En mayo del 95 había tres interesados: el grupo Impsa-Cartellone; la firma Benito Roggio e Hijos y las constructoras españolas Consorcio Dragados y Construcciones SA representados por Dycasa. Poco después se informó que sólo IMPSA-Cartellone y Dycasa seguían en carrera. Al poco tiempo se anunció que se construiría el proyecto del dique chico, de 450 hectómetros y que sólo quedaba Impsa y Cartellone.
Luego de varios meses de intensas negociaciones, el 5 de diciembre del 97, el gobernador Arturo Lafalla firmó el esperado contrato para la realización de las obras con Impsa-Cartellone quienes conformaron Cemppsa (Consorcio de Empresas Mendocinas para Potrerillos). La provincia tenía que poner 180 millones de pesos/dólares en ese momento, los que salieron de la privatización de Emse y OSM. El resto del dinero, hasta llegar a los 255 millones los debían aportarlo los privados.
Finalmente, durante los primeros días de 1999, el sueño se hizo realidad y comenzaron los trabajos, después de 90 años de discusiones y debates sobre la construcción del dique.
Ya inaugurado el dique en 2001 se indicó que las obras complementarias, entre las que estaba el tramo de ruta para volver a conectar Cacheuta con Potrerillos, estarían terminadas en 2003.
En 2006, durante el gobierno de Cobos, se licitó la ruta del perilago y fue pagada por el BID, pero uno de sus tramos quedó paralizado en 2008. Ante esto, el entonces gobernador Celso Jaque afirmó que concretarían la obra, pero no se avanzó.
Llegamos a la campaña electoral de 2015; el entonces candidato del PJ Francisco Pérez dijo que terminaría la conexión entre Cacheuta y Potrerillos. ¿Y qué pasó?
Adivinaron, nada; Pérez no hizo nada y priorizó la construcción de la Villa Olímpica que hoy es imposible mantener.
Vemos entonces que la discusión por la realización del dique Potrerillos, su construcción, la explotación de la energía que genera y el manejo del perilago han llevado casi 110 años.
Si bien se inaugurará pronto la conexión entre Cacheuta y Potrerillos y se podrá llegar al dique a través de un camino ideal para que los turistas aprovechen el paisaje que ofrecerá la montaña mendocina, el desafío es el manejo del perilago. Así se completará la explotación turística del Dique Potrerillos.
Siempre se insistió en que la obra era de aprovechamiento múltiple debido a que no sólo buscaba regular las aguas del río Mendoza, sino también generar electricidad a través de las centrales de Cacheuta y Álvarez Condarco, ampliar la superficie irrigadas con agua del dique para llegar a las 70 mil hectáreas y aprobar un plan de manejo del perilago para el aprovechamiento turístico.
En marzo, según informaron desde la Secretaría de Ambiente, está previsto que llegue a la Legislatura la aprobación para avanzar en un fideicomiso o consorcio en el que la Provincia pone las tierras y los privados hacen las inversiones de acuerdo a los requerimientos técnicos. Es decir, dónde y de qué manera se puede construir.
«Toda la costa va a ser pública, cualquier persona que quiera dar la vuelta entera al lago va a poder hacerlo. Las inversionistas las tendrán que respetar, podrán hacer obras, embarcaderos y hoteles; pero la costa no es privada», afirmó Humberto Mingorance, al frente de la Secretaría de Ambiente.
La especulación inmobiliaria se desató desde hace años en la zona de Cacheuta y Potrerillos. «Los precios están por encima del 60% de su valor real. Subieron desde que se anunció que se terminaría la conexión», afirmó el titular de la Cámara de Corredores Inmobiliarios, Miguel Astorga.
Habrá que ver ahora cuándo se concretan las inversiones en el perilago, ése es el desafío que se viene.
– Por Gastón Bustelo
Fuente: Los Andes
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