Revisan las licitaciones de obra pública para destrabar los fondos
El Gobierno reconoció el freno del envío de dinero para determinados proyectos hasta que finalice una auditoría sobre los contratos que selló el kirchnerismo; se paralizarían las represas de Santa Cruz
Después de la polémica revisión sobre los empleados públicos, el Gobierno emprendió otra exhaustiva auditoría sobre la gestión kirchnerista: revisará cientos de licitaciones de obra pública que puso en marcha Cristina Kirchner. Quedarán bajo la lupa los contratos de varios millones de dólares, como las represas de Santa Cruz, aunque también otros menos onerosos pero bien simbólicos, como la construcción de rutas con extraños movimientos financieros, según pudo reconstruir LA NACION a través del testimonio de varios ministros.
Los funcionarios del nuevo gobierno todavía se llevan sorpresas que despiertan indignación, lamentos y hasta alguna carcajada por la herencia que dejó el kirchnerismo. Lo sufrieron en el Ministerio del Interior, que frenó el reparto de fondos de obra pública, como publicó ayer LA NACION, al aducir la necesidad de «una revisión generalizada» sobre lo que dejó Julio De Vido. En la cartera que encabeza Rogelio Frigerio se quejaron por la falta de documentación y de dinero, entre otros contratiempos. Ésa es sólo una escena, entre deudas impensadas, infraestructura derruida y fuertes sospechas de corrupción de un «Estado paralizado».
Recién esta semana, casi un mes y medio después del desembarco en la Casa Rosada, el Gobierno pondrá en marcha el ambicioso plan de infraestructura con el que Mauricio Macri quiere quedar en la historia. «Ahora vamos a terminar las obras que frenó Cristina en octubre. Empezamos esta semana a liberar fondos para obras públicas, pero de a poco, porque la situación financiera es delicada», se sinceraron ayer cerca de Frigerio. Esta novedad será clave cuando el ministro reciba mañana a los gobernadores peronistas, que ya expresaron su malestar con el Presidente por la parálisis de la obra pública y los desajustes en el reparto de la coparticipación (ver aparte).
Los gobernadores del PJ reclaman $ 9000 millones
«Tenemos un problema grave con la obra pública. Muchas que están en ejecución no tienen documentación, como los programas de inversión o el desarrollo de obra. No sabemos si se los llevaron, si todavía no los encontramos o si nunca los hicieron», reconocieron en Interior. Por este motivo, las licitaciones quedaron bajo la lupa.
Por ejemplo, estudian el destino de las faraónicas represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic -en manos de empresas chinas-, que costarán 4700 millones de dólares.
La obra pública también será revisada en la provincia de Buenos Aires. «Notamos una preocupante costumbre de pagar adelantos financieros para obras en las que no se puso ni un ladrillo», reveló un ministro bonaerense. La tendencia se repite en Santa Cruz: ampliaciones de rutas con desembolso estatal del 80%, pero con avances reales que no superan el 10%. Entre las empresas más beneficiadas está Austral Construcciones SA, firma insignia del empresario kirchnerista Lázaro Báez, según informaron desde Vialidad Nacional.
«Encontramos un Estado paralizado, sin procesos ni sistemas. Es increíble el total desapego por la gestión. Está muy claro que durante los últimos años utilizaron esta estructura para hacer política», afirmó un ministro.
El panorama parece más sombrío en la provincia de Buenos Aires. «Volvimos a los ochenta. Todos los trámites son en papel. Y como no hay ni autos oficiales tenemos que juntar una montaña de expedientes para moverlos. Es una catástrofe», sintetizó otro funcionario.
La herencia kirchnerista dejó también escenas tragicómicas. Mientras Bahía Blanca sufría hace algunas semanas por la falta de suministro de agua, la empresa estatal Aguas Bonaerenses (ABSA) pagaba un salario mensual a una famosa vedette que frecuentó el búnker de Daniel Scioli en las últimas elecciones, según reveló a LA NACION una alta fuente del Ejecutivo provincial. Hay más: el macrismo heredó 700 pases libres de peajes por rutas bonaerenses para personalidades del espectáculo y periodistas. «¿Podés creer que más de un caradura llamó para preguntar por qué no funcionaban más?», cuestionó el funcionario.
Cuando Alfonso Prat-Gay se acomodó para leer los saludos por su asunción como ministro de Hacienda sintió que ni siquiera en esa circunstancia podía relajarse. «Me llegó la nota del ministro de Bolivia, que, muy respetuoso, me felicitaba en el primer párrafo. Pero en el siguiente renglón decía: «Le escribo para recordarle que hay facturas impagas por el gas».» La escena se repitió cuando Prat-Gay su cruzó con su par paraguayo en la última cumbre del Mercosur; esta vez le reclamaron por la cuota de la represa Yacyretá.
La Casa Rosada no está exenta de deudas. El encargado de armar el árbol de Navidad en Balcarce 50 reclamó una deuda de cerca de un millón de pesos por tres años de supuesto trabajo impago. También tuvieron que resolver problemas más terrenales: el Presidente pasó los días más calurosos del verano porteño en su despacho sin aire acondicionado.
También sufrieron la herencia Marcos Peña, Diego Santilli y Fernando de Andreis, entre otros, después de disfrutar del primer «picado» en Olivos. Las risas se terminaron cuando entraron al vestuario. «Una, dos, tres», gritó un estrecho colaborador de Macri, que dio la voz de alerta. Un ejército de cucarachas había invadido las duchas de la residencia presidencial.
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